jueves, 18 de marzo de 2010

La improvisación al poder

Hace poco más de 40 años un grupo de idealistas jóvenes franceses lanzó al viento la evocativa frase “la imaginación al poder”, despertando toda clase de respuestas políticas y arrebatos pseudo-anarquistas, desde acciones de arte hasta intevenciones en el espacio público. Sin embargo, nunca imaginaron que a 12.000 km (o quizás más) y pasados casi medio siglo, en una delgada franja de tierra en el sur del mundo, un grupo de pragmáticos no tan jóvenes, con “imaginación y empredimiento”, haya confundido “imaginación” con “improvisación”.

Resulta asombroso que el sr. Piñera, que basó su campaña en la retórica de la eficiencia, el profesionalismo y la excelencia, para formar el gobierno de los más preparados (independiente del “color político”), no solo haya convocado casi a puros empresarios e ingenieros de la Pontificia Universidad Católica (sus amigos y conocidos) que poco saben de políticas sociales y gestión pública; sino que haya neglimentemente hecho caso omiso de una serie de responsabilidades que le competen y no se haya desecho de sus intereses económicos.


Nunca tuvo muy claro a quienes nombrar como ministros, puso a un grupo de técnicos sin experiencia en cargo políticos (salvo un par de excepciones) y luego a un grupo de políticos sin conocimientos específicos o a profesionales inexpertos como sub-secretarios, y para colmo se demoró mucho más de que nos prometió. Es decir, si fuera un simple proveedor ya no lo volveríamos a llamar, pues no entrega el producto requerido y no cumple plazos.


Eligió a los Intendentes al calor de las réplicas del terremoto, a pocos días de asumir, sin pensar si tenían conflictos de intereses (como Echeverría y Galilea), si estaban preparados, (como Luz Ebensperger o Andrés Molina), si eran apropiados (como Van Rysselberghe, que quiere salvarle el negocio a las constructoras en el Bío-Bío haciendo pagar a los dueños de los departamentos), si sabían algo de gestión pública (como Pérez Mackenna). Nada. Solo le interesó que fueran empresarios exitosos (o estuvieran ligados al mundo empresarial), y ojalá relacionados con el sector de la construcción.


En otras reparticiones es peor aún, pasados varios días no tenía idea a quien nombrar como Gobernador en numerosas provincias, y llegó a nombrar a un tipo que lavaba dinero para Colonia Dignidad (ver El Mostrador); lo mismo ocurría en varias Seremis y en diferentes servicios públicos. En especial aquellos que solo “generan gastos” como la Junji o la Red de Fundaciones de la Presidencia, que incluye al Prodemu, Integra, el MIM o las Orquestas Juveniles, por ejemplo. Con los embajadores, cónsules y agregados culturales, no ha sido distinto, llegando al absurdo de elegir embajador en Bolivia al diplomático que señaló que la mejor relación con Bolivia es no tener relación, razón por la cual fue destituído en su momento.


Finalmente, ha lanzado llamados (bajo la mesa para que no se oigan tan fuerte) a profesionales y funcionarios concertacionistas de diversos ministerios, servicios y fundaciones, pues no tiene gente para reemplazarlo que sepa hacer el trabajo. Una cosa es el marketing (en eso son buenos), pero otra cosa es gobernar de verdad. En este llamado, ha ido sondeando a los “descontentos”, a los enemigos internos que se ha hecho la Concertación en su largo y lento andar, recogiendo a buena parte de las ratas que abandonaron el buque en el último tiempo. Trabajo que empezó durante la campaña y que continúa ahora.


A este clima de improvisación Piñera lo llamó “un nuevo modo de gobernar”. Asi dadas las cosas, cabe preguntarnos si se muestran incompetentes e improvisan en lo más simple (nombrar cargos), que se puede esperar en otros ámbitos (salud, educación, reconstrucción, vivienda, cultura, empleo, relaciones internacionales, economía, seguridad ciudadana, etc.). Además, ¿qué diablos estuvo haciendo Piñera entre el 13 de diciembre y el 11 de marzo?


A este punto, el que Piñera no haya estado preparado para el cambio de mando, con el problema de la piocha y el olvido del discurso, más que anecdóctico, parece sintómatico. Llegó un grupo que no tiene la más remota idea de que implica gobernar un país y administrar un Estado, y por ello le es tan comoda la idea que el sector privado asuma las responsabilidades que el Estado (en sus manos) se mostrará incapaz de cumplir.


Imagen 1: Guillo, http://www.guillo.cl/

Imagen 2: http://www.culturapollensa.com/

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