martes, 17 de agosto de 2010

Francia: Un nuevo paso en la construcción de una Democracia Autoritaria

Por JcScG

Uno de los tantos actos innobles en los que incurrió la Dictadura de Pinochet, fue el de despojar de la “nacionalidad” chilena a una serie de personajes de la oposición política, como Volovia Telteibom, Orlando Letelier, Anselmo Sule e incluso al general de la Fuerza Aérea, Sergio Poblete. Haciendo uso de su autoconferida potestad constituyente, por medio del D.L. 175 del 3 de diciembre de 1973, modificó la Constitución de 1925 y agregó como causal de pérdida de nacionalidad: "... atentar gravemente desde el extranjero contra los intereses esenciales del Estado durante las situaciones de excepción previstas en el Artículo 72 N° 12 de la Constitución Política". Es decir, se les quitó la nacionalidad a una serie de exiliados por hacer oposición activa a la dictadura en el extranjero.


En la infinita capacidad de algunos de hacer retroceder los avances de la civilización y las conquistas en derechos civiles, Nicolas Sarkozy fue un paso más allá. No cayó en la burda persecusión de opositores políticos, cosa que dado el “consenso” de la clase política francesa, además no tendría mucho sentido. ¿Para qué?, si a Sarkozy, hijo de un inmigrante húngaro y de la hija de un judío sefardí de Salónica, le incomodan más los “inmigrantes”, que los rojos, acomodados e intelectuales. Su idea es despojar de la nacionalidad a los franceses de origen extranjero que resulten “indeseables”, y así poder deportarlos.


Normalmente la “ciudadanía” se pierde cuando residiendo fuera del país por largos año se adopta la “ciudadanía” de otro país de acuerdo a una serie de condiciones y plazos que varían de una legislación a otra; o bien, por renuncia voluntaria, siempre y cuando el “solicitante” tenga otra y no viva en su país desde hace mucho tiempo. Así como, si se acredita la obtención fraudulenta de la ciudadanía (como habría en el caso del origen griego de Salas), situación casi de sentido común. Pero perderla residiendo en el país (y uno medianamente civilizado), es una innovación “sarkozyana”.


Revolucionariamente, Sarkozy no quiere quitarle la nacionalidad a franceses en exterior que “atornillen en contra” de la Patria (como hizo Pinochet), el propone hacerlo en casa. Para ello ha ideado un proyecto de Ley que afecta solo a los franceses de origen extranjero, que plantea la posibilidad de perder la nacionalidad por “mala conducta”. Violando de paso un par de principios básicos de la constitución francesa. Según su plan se podrá despojar de la nacionalidad francesa a “... cualquier francés (el el texto original se usa la palabra “persona”, en vez de francés) de origen extranjero, que volntariamente atente contra la vida de un agente de policía, de un gendarme o contra cualquier otro depositario de autoridad pública”.


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Del mismo modo, se le negaría la ciudadanía al momento de alcanzar la mayoría de edad a todo menor extranjero que haya visto involucrado en hechos ilícitos, contraviniendo lo establecido en la Ley francesa. Es decir, pretende condicionar un derecho y peor aún relativizar una condición. Pues según él la “ciudadania” francesa debe ser merecida (sería un premio y no un derecho) y la conducta de los “postulantes” debe ser digna. En ese sentido, de acuerdo a su peculiar visión de la vida, atacar a un agente del orden público no sería una actitud digna de un francés y en cambio sería razón para quitarle la ciudadanía.


¿Qué sentido tiene negar el derecho a la ciudadanía y establecer jurídicamente una segregación entre los franceses de primera y segunda categoría de acuerdo a su origen? Pues bien, por un lado, es otro paso en la constitución de “democracias autoritarias”, que en función de la seguridad y de la defensa de las tradiciones, se adoptan legislaciones cada vez más reaccionarias y autoritarias. Que van desde prohibir cosas tan banales como fumar en la calle o usar determinadas prendas de vestir (véase la polémica por el uso del velo islámico); hasta la negación de derechos a los inmigrantes.


Por otro, y en el mismo sentido, es una respuesta represiva a las explosiones de violencia urbana que desde hace unos años explotan en los barrios periféricos de la grandes ciudades francesas, y que 2 semanas atrás dio lugar a enfretamientos entre jóvenes y la policía en Grenoble y a enfrentamientos entre gitános y policías en San Aignan. Los próximos paso que está manejando, son: a) reducir las prestaciones sociales (en la práctica cada vez menos, a parte del acceso a la salud) de los indocumentados y promover su expulsión inmediata del país; b) hacer desaparecer los campamentos de gitános del país, al menos en un 50% dentro de los próximos 3 meses. ¿Habrá influido el tradicional resentimiento de los magyares por la población gitana?, peor aún, ¿qué pasó con la "liberté, égalité, fraternité "?.

2010


Fuentes:

1.- La Repubblica

(http://www.repubblica.it/esteri/2010/07/30/news/via_la_cittadinanza_francese_a_chi_attacca_la_polizia-5953400/)


2.- Exilio chileno

(http://chile.exilio.free.fr/chap02.htm)


martes, 6 de abril de 2010

Carta abierta a Sebastián


7 de abril de 2010
Sebastián


No te desanimes. Es cierto que lo has hecho pésimo. Como dijo alguien por ahí, uno tiene una sola posibilidad en la vida para hacer un buen debut, y tú la desaprovechaste. ¿Qué le vamos a hacer?, el poncho te quedó grande y superaste hasta los pronósticos más pesimistas. Desde hace décadas que no se veía tanta improvisación en un gobierno y tanto bastonazo de ciego; como si no tuvieras idea que diablos hacer. Y aún quedan casi 4 años. En condiciones normales, despues de ti la derecha no volvería a gobernar en varias décadas más. Sin embargo, no todo está perdido. Siempre has sido un tipo con suerte y está no es la excepción.


La naturaleza te no sólo te regaló un terremoto para exculpar (y ocultar) tu inoperancia, sino (lo más importante) te hizo nacer en Chile, y por fortuna para ti los chilenos no somos seres racionales ni tenemos muy buena memoria. Si actuáramos racionalmente no te habríamos elegido y sin embargo lo hicimos, nos molestaría que nos mintieras, cuando en realidad nos da lo mismo. No sé si te das cuenta de tu fortuna. Ni siquiera nos importa que lo hagas bien o mal, pues no tenemos mucha idea de que diablos significa gobernar, ni menos que implica administrar un Estado.


Pero debes cuidar la forma, porque ello tampoco significa que te vamos a aguantar todo. No te muestres tan arrogante, porque como buenos arribistas somos medio acomplejados y nos desagrada que nos recuerden todo el tiempo que son superiores a nosotros. Queremos uno que parezca como nosotros, un “self made man” como diría Navia, exitoso y que nos haga creer que también nosotros podemos lograrlo. Pero tampoco seas muy condecendiente porque parecera que eres un tipo débil, sin don de mando; y nos gustará mucho el liberalismo, pero más nos gusta la seguridad de un patrón que nos diga que hacer.


Antes que tu vino una amable señora cuyo debut (sin ser tan malo como el tuyo) presagiaba un gobierno a los tumbos, y así fue. Se sucedieron malas decisiones, conflictos mal resueltos, contradicciones, errores garrafales y reformas a medias, que a la larga resultarán perjudiciales (o inútiles) a pesar de las buenas intenciones. A diferencia de su predecesor, que nos encantó a pesar de su megalomanía y cierta “ausencia de pulcritud” en la administración financiera, la señora no tenía mucho don de mando. Sin embargo, nos caía bien, porque siempre ponía el hombro, tal como hace la mamá de uno, y a pesar de su infinidad de “impresiciones”, la qusimos como nunca habíamos querido a un presidente. Pero claro ella es buena persona, y tu no. ¿Qué hacer?


Has de aprender. Sí, aprende de los que vinieron antes que tú. Al viejo anterior, ya no lo queremos, es demasiado pedante, pero puedes aprender de su retórica vacía. A la señora, en cambio, aunque se haya equivocado medio a medio en el terremoto (y en tantas otras cosas), la queremos igual. Pues en Chile, lo importante no es gobernar bien, sino hacer que los platos rotos los paguen otros y "estar con la gente". Por ejemplo, deja que tus ministros se muestren, se desgasten, se equivoquen y hagan declaraciones desafortunadas, y cuando explote el escándalo, mándalos a llamar y despídelos por no hacer bien su trabajo; y si no es suficiente, mándalos al sacrificio, como a la pobre Provoste.


Tú en cambio habla de cosas generales, de grandes principios, de grandes sueños, de visiones de un país maravilloso, aunque estén haciendo todo lo contrario. Ponte de nuestro lado, y que tus ministros y los parlamentarios hagan el trabajo sucio. A ellos, los políticos, no los queremos mucho, aprovéchalo. Habla de ayudar a la clase media, aunque les subas los impuestos y les quites derechos laborales, total nadie va a verificar la coherencia de tus palabras. Por suerte para tí casi no tenemos periodistas serios no hay medios independientes y nuestra memoria es frágil.


Tienes la oportunidad de hacernos soñar, de mentirnos, diciéndonos lo que queremos escuchar. Habla de la eficiencia, del éxito al alcance de todos, prométenos el desarrollo. Haznos creer que todos podemos transformarnos en exitosos empresarios. Pero no le hagas mucho caso a los fanáticos de tus aliados, que los muy envidiosos, harán todo lo posible por instalar su “agenda” ultra conservadora que no nos gusta tanto y que te quitará popularidad. Porque a fin de cuentas casi todos tenemos tejado de vidrio, y nadie quiere que se lo enrostren.


Te das cuenta de tu fortuna. Somos tan poco racionales que ni siquiera creemos en las evidencias. Así nos da igual que le pagues favores a tus amigos o que les des cargos a tus colegas de negocios. Así como nunca quisimos creer que habías estafado gente, que te habías coludido, que violaste la Ley, que usaste información privilegiada, que no respetabas los derechos laborales. Lo que nos importa es que eres un tipo vivo, ambicioso, que logra lo que se propone sin importar los medios. Tal como le gustaría ser a la mayoría de nuestro pueblo. Así que no temas. Lo harás pésimo, sin duda, pero si te manjeas bien en los medios, tu aprobación puede llegar muy alto, casi tan alto como tus negocios.


Sin otro particular se despide


Atte


Un consumidor/ciudadano

jueves, 25 de marzo de 2010

Elección de alcalde de Concepción


Es una falta de respeto. No es posible que un tipo (Patricio Kuhn) que sacó el 0,68% de los votos en la elección a consejales de 2008, sea elegido alcalde de Concepción por secretaria.


En primer lugar, porque tal como lo señala la Ley el sr. Kuhn participó en la elección de “consejales” no de “alcaldes”, es decir está ocupando un cargo para el cual jamás se postuló. Hasta la elección de 2000 solo había una elección, y ocurría que los canditados que no salían elegidos alcaldes terminaban como consejales. La situación cambió en la elección de 2004 haciéndose votaciones separadas. Sería como elegir al sucesor de Piñera entre los parlamentarios (en el caso que muriera o se fuera a la cárcel).


En segundo lugar, es inaceptable porque no se respeta la voluntad popular. Los electores de Concepción por un amplio margen eligieron a la sra. Van Rysselberghe, quien en vez de cumplir su mandato popular, renunció para asumir otro cargo. Ahora bien, la segunda mayoría en la elección de alcalde era el sr. Ulloa, quien siendo poco querido solo sacó el 28%. En base a esto, lo lógico y legítimo hubiese sido convocar a elecciones “extraordinarias” y que la gente elija, pues aún falta la mitad del mandato y sería una falta de respeto a la voluntad popular nominar a Ulloa.


Tercero, si ordenamos a los candidatos a consejales de acuerdo a la votación obtenida, el señor Kuhn logró un magro 24 puesto, entre 36 candidatos para 8 sillones en el consejo municipal. Siendo el más votado el hermano menor de van Rysselberghe (31%), quien renunció para postularse al parlamento; luego venía el hijo del Diputado DC José Miguel Ortiz (13%); luego un consejal DC de apellido Díaz (con el 9%), y de ahí un tal Paulsen de RN (5,6%), quien remplazo al hermano de van Rysselberghe cuando se lanzó a diputado; más atrás estaba la PPD Andrea Aste (4,7%), quien no salió electa, un consejal independiente y un PS no electo, cada uno de los cuales rondo el 3%.


Es decir, ¿qué legitimidad puede tener si de 92.676 electores solo 631 votaron por él?, y peor aún, para otro cargo. Aunque se ajuste a la Ley, es simplemente inaceptable. Es hora de revisar la Ley electoral, en su totalidad y reformarla, para evitar tanto estos absurdo, como los ya conocidos del Binominal.

jueves, 18 de marzo de 2010

La improvisación al poder

Hace poco más de 40 años un grupo de idealistas jóvenes franceses lanzó al viento la evocativa frase “la imaginación al poder”, despertando toda clase de respuestas políticas y arrebatos pseudo-anarquistas, desde acciones de arte hasta intevenciones en el espacio público. Sin embargo, nunca imaginaron que a 12.000 km (o quizás más) y pasados casi medio siglo, en una delgada franja de tierra en el sur del mundo, un grupo de pragmáticos no tan jóvenes, con “imaginación y empredimiento”, haya confundido “imaginación” con “improvisación”.

Resulta asombroso que el sr. Piñera, que basó su campaña en la retórica de la eficiencia, el profesionalismo y la excelencia, para formar el gobierno de los más preparados (independiente del “color político”), no solo haya convocado casi a puros empresarios e ingenieros de la Pontificia Universidad Católica (sus amigos y conocidos) que poco saben de políticas sociales y gestión pública; sino que haya neglimentemente hecho caso omiso de una serie de responsabilidades que le competen y no se haya desecho de sus intereses económicos.


Nunca tuvo muy claro a quienes nombrar como ministros, puso a un grupo de técnicos sin experiencia en cargo políticos (salvo un par de excepciones) y luego a un grupo de políticos sin conocimientos específicos o a profesionales inexpertos como sub-secretarios, y para colmo se demoró mucho más de que nos prometió. Es decir, si fuera un simple proveedor ya no lo volveríamos a llamar, pues no entrega el producto requerido y no cumple plazos.


Eligió a los Intendentes al calor de las réplicas del terremoto, a pocos días de asumir, sin pensar si tenían conflictos de intereses (como Echeverría y Galilea), si estaban preparados, (como Luz Ebensperger o Andrés Molina), si eran apropiados (como Van Rysselberghe, que quiere salvarle el negocio a las constructoras en el Bío-Bío haciendo pagar a los dueños de los departamentos), si sabían algo de gestión pública (como Pérez Mackenna). Nada. Solo le interesó que fueran empresarios exitosos (o estuvieran ligados al mundo empresarial), y ojalá relacionados con el sector de la construcción.


En otras reparticiones es peor aún, pasados varios días no tenía idea a quien nombrar como Gobernador en numerosas provincias, y llegó a nombrar a un tipo que lavaba dinero para Colonia Dignidad (ver El Mostrador); lo mismo ocurría en varias Seremis y en diferentes servicios públicos. En especial aquellos que solo “generan gastos” como la Junji o la Red de Fundaciones de la Presidencia, que incluye al Prodemu, Integra, el MIM o las Orquestas Juveniles, por ejemplo. Con los embajadores, cónsules y agregados culturales, no ha sido distinto, llegando al absurdo de elegir embajador en Bolivia al diplomático que señaló que la mejor relación con Bolivia es no tener relación, razón por la cual fue destituído en su momento.


Finalmente, ha lanzado llamados (bajo la mesa para que no se oigan tan fuerte) a profesionales y funcionarios concertacionistas de diversos ministerios, servicios y fundaciones, pues no tiene gente para reemplazarlo que sepa hacer el trabajo. Una cosa es el marketing (en eso son buenos), pero otra cosa es gobernar de verdad. En este llamado, ha ido sondeando a los “descontentos”, a los enemigos internos que se ha hecho la Concertación en su largo y lento andar, recogiendo a buena parte de las ratas que abandonaron el buque en el último tiempo. Trabajo que empezó durante la campaña y que continúa ahora.


A este clima de improvisación Piñera lo llamó “un nuevo modo de gobernar”. Asi dadas las cosas, cabe preguntarnos si se muestran incompetentes e improvisan en lo más simple (nombrar cargos), que se puede esperar en otros ámbitos (salud, educación, reconstrucción, vivienda, cultura, empleo, relaciones internacionales, economía, seguridad ciudadana, etc.). Además, ¿qué diablos estuvo haciendo Piñera entre el 13 de diciembre y el 11 de marzo?


A este punto, el que Piñera no haya estado preparado para el cambio de mando, con el problema de la piocha y el olvido del discurso, más que anecdóctico, parece sintómatico. Llegó un grupo que no tiene la más remota idea de que implica gobernar un país y administrar un Estado, y por ello le es tan comoda la idea que el sector privado asuma las responsabilidades que el Estado (en sus manos) se mostrará incapaz de cumplir.


Imagen 1: Guillo, http://www.guillo.cl/

Imagen 2: http://www.culturapollensa.com/

miércoles, 10 de marzo de 2010

Respuesta a Gonzalo Rojas, que nunca leerá

El miércoles 10 de marzo de 2010, El Mercurio publicó una columna de opinión del historiador ultra-conservador, e ideólogo de la UDI, Gonzalo Rojas


http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2010/03/10/restaurador.asp


He aquí una respuesta espontánea que nunca leerá.

Sr. Rojas, ¿en qué mundo vive? Le faltó decir “Sig Heil” y levantar la mano derecha. ¿Para qué quiere la vuelta de un régimen autoritario, si con Democracia y Libertad se vive mejor?


Si bien trata hábilmente de mezclar frases de sentido común con integrismo ultra-conservador, lo cual puede confundir a más de algún incauto, ha de saber que le falta mayor fineza, pues mezcla peras con manzanas. No se si lo hace dolosamente, por simple falta de pulcritud o por mera ignoracia. Vamos punto por punto.


1. Paragonar a los “funcionarios” con los “saqueadores”, no solo es inadecuado, es además irresponsable. En los funcionarios del Estado, usted (imagino lo sabe) incluye no solo a sus odiados “concertacionistas”, sino también a quienes no lo son y trabajan para él (aunque no lo crea, los hay y muchos), a las Municipalidades, a las FF.AA y a Carabineros. Busquemos las responsabilidades individuales donde estén, pero meterlos a todos en el mismo saco es pura retórica.


2. Restaurar el orden. Suena lógico, ¿quién puede querer desorden?, el problema es lo que Ud. entiende por orden y lo que está dispuesto a tolerar para conservarlo. La búsqueda del orden no es razón para violar la Ley, como tampoco la falta de asistencia luego de la tragedia es razón para saquear. Si los encargados del orden público violan las leyes deben ser sancionados como cualquier otro ciudadano. Ello no es señal de debilidad, al contrario, es la fortaleza del Estado de derecho. ¿No sería mejor tener policías (y militares) profesionales y respetuosos de la Ley?, para que no se vuelvan a repetir “excesos” en la aplicación de la represión.


3. Restaurar la autoridad. Aquí se pisa la cola, Ud. mismo participa de la campaña de desacreditar a los que saben, no a todos por cierto, pero si a los que no piensan como Ud. De hecho, en su columna Ud. no ha guardado un gran respeto por las máximas autoridades de la Nación de los últimos años.


4. Ud. dice que el Ministerio de Educación les debe decir a los profesores que enseñar y que no. ¿Educación ideologícamente controlada por el Estado? Ud. es claramente contradictorio, eso es exactamente lo Ud. ha pregonado que no debe hacerse, cada vez que la Concertación intentaba algún cambio en Educación. ¿Deben enseñarse verdades y no dudas?, pero señor, eso es oscurantismo, si la ciencia no se hace preguntas no avanza.


5. ¿Cultura que abra paso a la belleza y no a la agresión visual?, suena lógico. Belleza es postivo, agresión negativo. Pero, ¿quien vendría a decidir que es bello? Me recuerda la exposición que hizo la Alemania Nazi sobre arte degenerado, metiendo en ella a grandes maestros expresionistas, cuyos cuadros son hoy considerados bellos. ¿No será mejor dejar a los artistas crear en libertad, nos gusten o no sus creaciones?


6. ¿Ud realmente cree que los militares procesados son los más débiles de la sociedad?, o es una simple provocación. Sean o no objeto de una persecusión, están lejos de ser los más débiles. Sin entrar a comentar que lo que usted considera “ficciones”, en derecho internacional se denomina “Crimen de Lesa Humanidad” (ejecuciones sumarias, desaparición forzada, torturas, etc.)


7. ¿Restauración de la familia? De que está hablando, si la familia no ha sido disuelta. Ud. quiere que Chile vuelva a ser el único país del mundo occidental en no tener una Ley de divorcio. Es simple si Ud. no quiere divorciarse, no lo haga, pero no le “exija” al resto vivir de acuerdo a propia moral.


8. Una consulta, ¿a qué se refiere con “limpieza de las costumbres”?, no estará pensando en reflotar la idea del “buen nacionalsocialista”, bajo una rígida moral dictada por el partido. ¿Cuál es el problema con que la gente decida libremente que hacer con su propia vida mientras respete la Ley?


9. No existe una destrucción de la familia, ni este hecho es el responsable de los “males sociales”. Es solo una retórica conservadora que se escucha desde el siglo XIX, acusando la existencia de toda clase de males, para justificar el autoritarismo. ¿Sabía Ud. que hoy nacen más niños dentro del matrimonio, que a comienzos del siglo XX?, imagino que sí, pues es historiador.


10. Los únicos puntos en que tiene razón, es que la respuesta de las estructuras del Estado (Gobierno, Municipios, FF.AA.) fue ineficiente; y que efectivamente la mayoría de la gente no confió en el Estado, lo cual explica porque al segundo día en vez de esperar la llegada de la ayuda, mucha gente saliera a saquear. Esa es exactamente la razón por la cual, hemos de enfrentar el futuro reforzando el Estado de Derecho, no minándolo con reformas autoritarias que restringen la libertad.


Sr. Rojas, entienda 4 cosas: a) la guerra fria se acabó; b) los comunistas no tienen casi ningún poder; c) el mundo no es binario (ustedes contra nosotros); y d) no necesitamos más autoritarismo, necesitamos más libertad y más democracia.



martes, 2 de marzo de 2010

Saqueos en Concepción, ni revuelta social, ni la horda de Atila

En 1977 Nueva York sufrío un corte de luz que dejó a oscuras la ciudad durante una noche. En dicha oportunidad desde los barrios pobres llegaron miles de persones a saquear los grandes almacenes y tiendas comerciales, como si se tratara de la fiesta de la subversión del consumo. La policía sobrepasada, entre la alegría desbordante de los saqueadores que gritaban ¡ Feliz Navidad !, capturó a 4.000 saqueadores.

Escenas como éstas se han repetido numerosas veces como consecuncia de eventos de distinta naturaleza, con mayor o menor violencia, en estos últimos 30 años. Ocurrieron en medio de explosiones de violencia "racial" 1992 en Los Ángeles (gatillada por el caso de Rodney King); en 2001 a causa de la perdida de confianza en el sistema político y económico, durante la crisis argentina (recuerden la estafa del Corralito); o en medio de desastres naturales como el huracán Katrina en Nueva Orleans el 2005 o en el Chile del Bicentenario, luego del terremoto del pasado 27 de febrero.

Si revisamos nuestra historia, tal como nos recuerda acertadamente Salazar, escenas de saqueos han ocurrido por montones. En consecuencia, ¿que tienen de particular los "sucesos" post-terremoto en Concepción y alrededores? Lecturas pueden hacerse muchas y desde múltiples puntos de vista. Desde las clásicas banalizaciones de sentido común, que señalan que en estos casos se muestra lo mejor y lo peor de un pueblo; hasta interpretaciones materialistas que ven en esto una "explosión de descontento social"; pasando, por la justa pregunta sobre el tipo de sociedades que hemos estado construyendo.

Sin olvidar, por cierto, la posible interpretación del nunca bien ponderado Thomas Hobbes, pues una vez ausentado el Leviatán, sus súbditos se lanzaron a una guerra de todos contra todos, cual si hubiesen vuelto al Estado de Naturaleza, cada uno buscando su propia seguridad y su propio beneficio, revelando que lo único que los mantenía unidos y los hace reaccionar es el miedo, sea al Estado (y sus instrumentos de control) como a su ausencia.

Frente a las primeras imágenes de saqueos en Concepción (bajo el lente de TVN), me dio la sensación de estar frente a una gran manifestación de individualismo. Cada uno "matando su propio piojo", como diría un tío mío. Lo cual es una consecuencia esperable de los valores sociales dominantes que se promueven en Chile (desde los medios, las escuelas, el parlamento, los partidos o las universidades): el éxito por encima de todo, la ambición y la viveza como cualidad, el consumo como valor. Si se nos ha enseñado a desconfiar de la sociedad (ya que está enferma), a preferir lo privado a lo público (siempre ineficiente), si se nos promueve la carrera personal en desmedro de lo colectivo. Pues bien, la respuesta no puede ser otra que una salida individual (o en pequeños núcleos), sin esperar nada del Estado, cuando sus mecanismos de control social quedaron suspendidos y su capacidad de control del territorio se desvaneció.

En este marco, es claro que las respuestas individiales van a ser tan heterogéneas como diferentes son las personas entre sí, siendo un error metodológico los hechos de estos días, como si existiera un "otro" objetivado: el "saqueador", con finalidades, medios y estrategias comunes. Pues mientras unos se preocupaban de buscar agua, comida o pañales para repartirlos entre sus familiares y vecinos desesperados, dados los rumores de desabastecimiento, otros aprovechaban la oportunidad de obtener lo que siempre han deseado y no han podido tener (por ejemplo, el bendito Plasma); algunos daban rienda suelta a su rabia, mientras otros se concentraban en aquello que les permitía pasar unos días hasta que se "restableciera el orden"; varios aprovechaban la oportunidad de abastecerse, pensando en hacer negocios.

Unos eran más solidarios, otros mas egoístas; unos tenían más miedo, otros eran más arriesgados; unos entraban sólo a negocios, otros incluso robaban casas; algunos deserrajaban negocios y bodegas, otros iban sobre los restos que dejaron los anteriores; más de alguien intentaba hacer entrar en razón a la turba inorgánica, mientras muchos se dejaban llevar por la psicosis colectiva; y así sucesivamente. Sin duda, muchos de los que entrarón a desvalijar supermercados en el día, en la noche organizaran barricadas para defender sus pertenencias.

El correlato "legítimado" (en una sociedad individualista) de estos saqueos del centro sur, fueron los acaparamientos desproporcionados en Santiago (de bencina, agua, víveres e incluso pilas), los cuales ayudaron a alimentar una psicosis del desabastecimiento. Sin embargo, el mecanismo que está en la base es casi el mismo, "aprovecho mientras pueda, sin importarme el resto". La única diferencia es que en un caso los negocios estaban abiertos (y se acaparó) y en el otro cerrados (y saqueó). La contraparte del saqueo, fue la defensa de la propiedad privada con armas de fuego, palos y barricadas, organizando milicias improvisadas dispuestas a matar. En un contexto de incapacidad de acción por parte de las ya débiles estructuras del Estado, la "sensación" de descontrol se contagió como la peste y degeneró hasta convertirse en pánico o psicosis colectiva. El que saqueaba con cierto temor (o pudor), lo hacía ya descaradamente, sin importarle las consecancias; y el que disparaba al aire, ahora lo hacía a matar.

Así la "multitud" tomó en sus manos algunas de las funciones que la sociedad había delegado en el Estado (y éste en el mercado), como la distribución de víveres y la defensa de la propiedad, quedando otras huérfanas, por ejemplo, el control del territorio o el suministro de servicios básicos. No fue una masa que se apropió del espacio público y generó una revuelta social que puso en jaque al Estado, fue una multitud multiforme, contradictoria y extramedamente dificil de manejar o predecir, que aprovechando la inoperancia estatal anuló el espacio público, pues no los movía una finalidad, ni una estrategia común. No era una gran masa que se dejaba llevar por la corriente de los eventos, eran incontables individuos y pequeños colectivos, muchos contradictorios entre sí, cada uno de los cuales seguía sus propios fines.

En este contexto, muchos, la mayoría quizás, miraba con temor encerrados en sus casas, esperando que "alguien" hiciera algo. Ese alguien, no podía sino ser el Estado, el cual haciendo uso de su brazo armado, finalmente se decidió a recuperar por la fuerza el control del territorio. Decretando el Toque de Queda y ocupando con miles de efectivos militares las ciudades, bajo los aplausos y suspiros de alivio de muchos de sus habitantes.

No creo que haya habido una revuelta como esperaría un optimista anti-gobalización, ni una explosión masiva de descontento social. Tampoco la toma de la ciudad por parte de una masa de hordas "flaites", como pregonan los asustados conservadores. Aquí no hubo un enfrentamiento de las "hordas de Atila" contra la policía y el Ejército, tampoco un intento de subvertir el orden social, de cambiar o conseguir algo. No hubo un objetivo, ni una finalidad. Fue más bien una reacción a la ausencia de control social por parte del Estado, como en el apagón de Nueva York de 1977, que desató respuestas inorgánicas, más o menos espontáneas y heterogéneas, que se aprovecharon de la impunidad que crea la asuencia de represión y control estatal. Quizás la gran diferencia en este caso, fue que mucha gente habiendo perdido su confianza en un Estado, cada vez mas pequeño y menos distribuidor, sin esperar nada de él, llegó y derechamente se tomo lo que creyó tenía que tomarse, perdiendo de paso el miedo a las consecuencias de esta opción.

En este confuso mar de posibles interpretaciones, yo dejaría tan solo una pregunta. ¿Sobre qué elementos se descansa la cohesión social?, es decir, qué hace que en general configuremos una comunidad política que se organiza y vive, respetando una serie de reglas comunes (aunque definidas por otros), si una vez desaparecidos temporalemente los mecanismo formales de control social, parece que ellos nunca hayan existido.

sábado, 13 de febrero de 2010

Odiosas comparaciones ... de los Apeninos a los Andes

Lo que que sigue a continuación no es un manual, ni un recetario, menos aún una fórmula. No es una clase magistral, una iluminación divina o un catecismo político. De hecho, ni siquiera es un esbozo de estrategia. Es tan solo el resultado de la observación del ejercicio de hacer oposición al gobierno de un empresario “liberal”, uno de esos con fortunas incalculables, desempeño dudoso, sonrisas impecables y escaso apego a la ética. Estas lineas son en síntesis, algo así como un vistazo a los errores cometidos a miles de kilómetros de nuestra larga y delgada franja de tierra, en el afan de querer abrirle los ojos a un pueblo al cual no le interesa ver lo que tiene en frente.



En el corazón del mediterráneo existe un bello país, en el cual 30 años atrás cerca de un tercio de los electores votaba por el Partido Comunista (en Chile nunca alcazó más del 16%) y que hoy en día nadie entiende muy bien como terminó siendo gobernado por un cuestionado y desprestigiado empresario que tiene líos pendientes con la justicia y está aliado a un partido racista de extrema derecha. ¿Qué clase de democracia permite tal aberración?, se preguntó más de alguna editorial extranjera por ahí, ¿en qué estaban pensando los electores cuando lo hicieron?, hizo alguna otra. Pero sin embargo lo hicieron, y este señor gobierna sin mayor sobresaltos (más allá de algún objeto volante), y con una oposición sumisa y débil. ¿Qué pasó?


Difícil establecerlo. El mentado señor emerge en la arena política, en el tiempo en el cual el viejo pacto político que había dado origen a la república estaba en crisis. Lo hizo proponiendo nuevos aires, cambios de estilo, menos política y más acción, ofreciendo menos impuestos y más trabajo (sin cumplir, pero ello no importa), pues el siempre dijo que era un hombre de clase media que se había hecho a si mismo, amasando una fortuna gracias a su esfuerzo personal. Así en un contexto general de desacreditación de la política, donde todos parecían manchados por la sospecha de la corrupción y el robo, apareció como el no-político, que representaba simbólicamente el sueño arribista del enrequecimiento personal sin importar lo que pase con el vecino.


En este escenario sus rivales, contando a favor con cierto grupo de medios de comunicación, dedicaron su actividad a desacreditarlo, a cuestionarle su estilo de vida, sus “amistades” (algunos reos por mafia), la elección de sus ministros (algunos de ellos siniestros, otras ex modelos de calendario), sus fiestas (algunas con prostitutas o menores de edad), sus payasadas, sus salidas de madre, sus actos reñidos con la legalidad, entre otras cosas. De este modo, progresivamente la agenda pública, los temas, las declaraciones y el debate político comenzó a girar en torno a este personaje. El cual se defendió siempre con el argumento: son los típicos ataques de la izquierda, que al no tener nada que proponerle al país solo sabe atacarlo.


Paradojalmente, el único punto de encuentro que posee una disgregada y debilitada oposición es el cuestionamiento constante de este personaje, pues a nivel de programático y de proyecto político no ofrece muchas alternativas. Lo cual, no hizo si no despertar la simpatía de una población, cansada de los “políticos tradicionales” obsesionados con la perdida del poder, quienes sin importar las pruebas, los escándalos que haría dimitir a cualquier gobierno serio y las declaraciones vergonzosas, siguen apoyando al hombre que representa el sueño individual del asenso social, del “nivelar hacia arriba” como diría algún incauto por ahí. Aunque ello lo haga por medio de recortes en el gasto social (educación y salud), de leyes que favorecen los delitos de "cuello blanco" y con una política económica que tiene sumido al país en una seria recesión.


¿Qué tiene que ver con Chile? Quizás nada, o tal vez mucho. Si extrapolamos un poco el escenario no varía demasiado en algunos puntos y si podemos aprender algo, quizás se podría evitar caer en algunos errores. Primer grave error a evitar, hacer que la política gire en torno al personaje, pues en un contexto despolitizado como el nuestro (basta ver el show del "gabinete técnico"), ello terminará aumentando su popularidad, labor en la cual los medios jugarán un rol central. En el caso chileno sería peor aún pues ni siquiera existe una prensa opositora o al menos alternativa, que pueda dar un contrapunto.


En este sentido, deshacerse por demonizar a Piñera, mostrándole a los chilenos lo ambicioso que es, lo poco honesto que es, cosas que por lo demás ya saben y pareciera no importarles, se corre el riesgo de convertir a Piñera en víctima. Como si fuera la pobre víctima del resentimiento de quienes se quedaron en el pasado, y no les importa el futuro de Chile. Si nos dedicamos solo a responder a cada cosa que haga o diga (él o sus voceros), terminará ser no solo quien monopoliza el poder económico, político y mediático, sino también tendrá el monopolio de la pauta de los acontecimientos y de los debates, dejándole a la oposición la incomoda labor de comparsa. ¿Pero como no caer en la tentación de criticar a un blanco tan fácil,? porque material para ello abunda. A decir verdad, no tengo idea, pero creo que es imperativo hacerlo.