martes, 17 de agosto de 2010

Francia: Un nuevo paso en la construcción de una Democracia Autoritaria

Por JcScG

Uno de los tantos actos innobles en los que incurrió la Dictadura de Pinochet, fue el de despojar de la “nacionalidad” chilena a una serie de personajes de la oposición política, como Volovia Telteibom, Orlando Letelier, Anselmo Sule e incluso al general de la Fuerza Aérea, Sergio Poblete. Haciendo uso de su autoconferida potestad constituyente, por medio del D.L. 175 del 3 de diciembre de 1973, modificó la Constitución de 1925 y agregó como causal de pérdida de nacionalidad: "... atentar gravemente desde el extranjero contra los intereses esenciales del Estado durante las situaciones de excepción previstas en el Artículo 72 N° 12 de la Constitución Política". Es decir, se les quitó la nacionalidad a una serie de exiliados por hacer oposición activa a la dictadura en el extranjero.


En la infinita capacidad de algunos de hacer retroceder los avances de la civilización y las conquistas en derechos civiles, Nicolas Sarkozy fue un paso más allá. No cayó en la burda persecusión de opositores políticos, cosa que dado el “consenso” de la clase política francesa, además no tendría mucho sentido. ¿Para qué?, si a Sarkozy, hijo de un inmigrante húngaro y de la hija de un judío sefardí de Salónica, le incomodan más los “inmigrantes”, que los rojos, acomodados e intelectuales. Su idea es despojar de la nacionalidad a los franceses de origen extranjero que resulten “indeseables”, y así poder deportarlos.


Normalmente la “ciudadanía” se pierde cuando residiendo fuera del país por largos año se adopta la “ciudadanía” de otro país de acuerdo a una serie de condiciones y plazos que varían de una legislación a otra; o bien, por renuncia voluntaria, siempre y cuando el “solicitante” tenga otra y no viva en su país desde hace mucho tiempo. Así como, si se acredita la obtención fraudulenta de la ciudadanía (como habría en el caso del origen griego de Salas), situación casi de sentido común. Pero perderla residiendo en el país (y uno medianamente civilizado), es una innovación “sarkozyana”.


Revolucionariamente, Sarkozy no quiere quitarle la nacionalidad a franceses en exterior que “atornillen en contra” de la Patria (como hizo Pinochet), el propone hacerlo en casa. Para ello ha ideado un proyecto de Ley que afecta solo a los franceses de origen extranjero, que plantea la posibilidad de perder la nacionalidad por “mala conducta”. Violando de paso un par de principios básicos de la constitución francesa. Según su plan se podrá despojar de la nacionalidad francesa a “... cualquier francés (el el texto original se usa la palabra “persona”, en vez de francés) de origen extranjero, que volntariamente atente contra la vida de un agente de policía, de un gendarme o contra cualquier otro depositario de autoridad pública”.


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Del mismo modo, se le negaría la ciudadanía al momento de alcanzar la mayoría de edad a todo menor extranjero que haya visto involucrado en hechos ilícitos, contraviniendo lo establecido en la Ley francesa. Es decir, pretende condicionar un derecho y peor aún relativizar una condición. Pues según él la “ciudadania” francesa debe ser merecida (sería un premio y no un derecho) y la conducta de los “postulantes” debe ser digna. En ese sentido, de acuerdo a su peculiar visión de la vida, atacar a un agente del orden público no sería una actitud digna de un francés y en cambio sería razón para quitarle la ciudadanía.


¿Qué sentido tiene negar el derecho a la ciudadanía y establecer jurídicamente una segregación entre los franceses de primera y segunda categoría de acuerdo a su origen? Pues bien, por un lado, es otro paso en la constitución de “democracias autoritarias”, que en función de la seguridad y de la defensa de las tradiciones, se adoptan legislaciones cada vez más reaccionarias y autoritarias. Que van desde prohibir cosas tan banales como fumar en la calle o usar determinadas prendas de vestir (véase la polémica por el uso del velo islámico); hasta la negación de derechos a los inmigrantes.


Por otro, y en el mismo sentido, es una respuesta represiva a las explosiones de violencia urbana que desde hace unos años explotan en los barrios periféricos de la grandes ciudades francesas, y que 2 semanas atrás dio lugar a enfretamientos entre jóvenes y la policía en Grenoble y a enfrentamientos entre gitános y policías en San Aignan. Los próximos paso que está manejando, son: a) reducir las prestaciones sociales (en la práctica cada vez menos, a parte del acceso a la salud) de los indocumentados y promover su expulsión inmediata del país; b) hacer desaparecer los campamentos de gitános del país, al menos en un 50% dentro de los próximos 3 meses. ¿Habrá influido el tradicional resentimiento de los magyares por la población gitana?, peor aún, ¿qué pasó con la "liberté, égalité, fraternité "?.

2010


Fuentes:

1.- La Repubblica

(http://www.repubblica.it/esteri/2010/07/30/news/via_la_cittadinanza_francese_a_chi_attacca_la_polizia-5953400/)


2.- Exilio chileno

(http://chile.exilio.free.fr/chap02.htm)