jueves, 25 de marzo de 2010

Elección de alcalde de Concepción


Es una falta de respeto. No es posible que un tipo (Patricio Kuhn) que sacó el 0,68% de los votos en la elección a consejales de 2008, sea elegido alcalde de Concepción por secretaria.


En primer lugar, porque tal como lo señala la Ley el sr. Kuhn participó en la elección de “consejales” no de “alcaldes”, es decir está ocupando un cargo para el cual jamás se postuló. Hasta la elección de 2000 solo había una elección, y ocurría que los canditados que no salían elegidos alcaldes terminaban como consejales. La situación cambió en la elección de 2004 haciéndose votaciones separadas. Sería como elegir al sucesor de Piñera entre los parlamentarios (en el caso que muriera o se fuera a la cárcel).


En segundo lugar, es inaceptable porque no se respeta la voluntad popular. Los electores de Concepción por un amplio margen eligieron a la sra. Van Rysselberghe, quien en vez de cumplir su mandato popular, renunció para asumir otro cargo. Ahora bien, la segunda mayoría en la elección de alcalde era el sr. Ulloa, quien siendo poco querido solo sacó el 28%. En base a esto, lo lógico y legítimo hubiese sido convocar a elecciones “extraordinarias” y que la gente elija, pues aún falta la mitad del mandato y sería una falta de respeto a la voluntad popular nominar a Ulloa.


Tercero, si ordenamos a los candidatos a consejales de acuerdo a la votación obtenida, el señor Kuhn logró un magro 24 puesto, entre 36 candidatos para 8 sillones en el consejo municipal. Siendo el más votado el hermano menor de van Rysselberghe (31%), quien renunció para postularse al parlamento; luego venía el hijo del Diputado DC José Miguel Ortiz (13%); luego un consejal DC de apellido Díaz (con el 9%), y de ahí un tal Paulsen de RN (5,6%), quien remplazo al hermano de van Rysselberghe cuando se lanzó a diputado; más atrás estaba la PPD Andrea Aste (4,7%), quien no salió electa, un consejal independiente y un PS no electo, cada uno de los cuales rondo el 3%.


Es decir, ¿qué legitimidad puede tener si de 92.676 electores solo 631 votaron por él?, y peor aún, para otro cargo. Aunque se ajuste a la Ley, es simplemente inaceptable. Es hora de revisar la Ley electoral, en su totalidad y reformarla, para evitar tanto estos absurdo, como los ya conocidos del Binominal.

jueves, 18 de marzo de 2010

La improvisación al poder

Hace poco más de 40 años un grupo de idealistas jóvenes franceses lanzó al viento la evocativa frase “la imaginación al poder”, despertando toda clase de respuestas políticas y arrebatos pseudo-anarquistas, desde acciones de arte hasta intevenciones en el espacio público. Sin embargo, nunca imaginaron que a 12.000 km (o quizás más) y pasados casi medio siglo, en una delgada franja de tierra en el sur del mundo, un grupo de pragmáticos no tan jóvenes, con “imaginación y empredimiento”, haya confundido “imaginación” con “improvisación”.

Resulta asombroso que el sr. Piñera, que basó su campaña en la retórica de la eficiencia, el profesionalismo y la excelencia, para formar el gobierno de los más preparados (independiente del “color político”), no solo haya convocado casi a puros empresarios e ingenieros de la Pontificia Universidad Católica (sus amigos y conocidos) que poco saben de políticas sociales y gestión pública; sino que haya neglimentemente hecho caso omiso de una serie de responsabilidades que le competen y no se haya desecho de sus intereses económicos.


Nunca tuvo muy claro a quienes nombrar como ministros, puso a un grupo de técnicos sin experiencia en cargo políticos (salvo un par de excepciones) y luego a un grupo de políticos sin conocimientos específicos o a profesionales inexpertos como sub-secretarios, y para colmo se demoró mucho más de que nos prometió. Es decir, si fuera un simple proveedor ya no lo volveríamos a llamar, pues no entrega el producto requerido y no cumple plazos.


Eligió a los Intendentes al calor de las réplicas del terremoto, a pocos días de asumir, sin pensar si tenían conflictos de intereses (como Echeverría y Galilea), si estaban preparados, (como Luz Ebensperger o Andrés Molina), si eran apropiados (como Van Rysselberghe, que quiere salvarle el negocio a las constructoras en el Bío-Bío haciendo pagar a los dueños de los departamentos), si sabían algo de gestión pública (como Pérez Mackenna). Nada. Solo le interesó que fueran empresarios exitosos (o estuvieran ligados al mundo empresarial), y ojalá relacionados con el sector de la construcción.


En otras reparticiones es peor aún, pasados varios días no tenía idea a quien nombrar como Gobernador en numerosas provincias, y llegó a nombrar a un tipo que lavaba dinero para Colonia Dignidad (ver El Mostrador); lo mismo ocurría en varias Seremis y en diferentes servicios públicos. En especial aquellos que solo “generan gastos” como la Junji o la Red de Fundaciones de la Presidencia, que incluye al Prodemu, Integra, el MIM o las Orquestas Juveniles, por ejemplo. Con los embajadores, cónsules y agregados culturales, no ha sido distinto, llegando al absurdo de elegir embajador en Bolivia al diplomático que señaló que la mejor relación con Bolivia es no tener relación, razón por la cual fue destituído en su momento.


Finalmente, ha lanzado llamados (bajo la mesa para que no se oigan tan fuerte) a profesionales y funcionarios concertacionistas de diversos ministerios, servicios y fundaciones, pues no tiene gente para reemplazarlo que sepa hacer el trabajo. Una cosa es el marketing (en eso son buenos), pero otra cosa es gobernar de verdad. En este llamado, ha ido sondeando a los “descontentos”, a los enemigos internos que se ha hecho la Concertación en su largo y lento andar, recogiendo a buena parte de las ratas que abandonaron el buque en el último tiempo. Trabajo que empezó durante la campaña y que continúa ahora.


A este clima de improvisación Piñera lo llamó “un nuevo modo de gobernar”. Asi dadas las cosas, cabe preguntarnos si se muestran incompetentes e improvisan en lo más simple (nombrar cargos), que se puede esperar en otros ámbitos (salud, educación, reconstrucción, vivienda, cultura, empleo, relaciones internacionales, economía, seguridad ciudadana, etc.). Además, ¿qué diablos estuvo haciendo Piñera entre el 13 de diciembre y el 11 de marzo?


A este punto, el que Piñera no haya estado preparado para el cambio de mando, con el problema de la piocha y el olvido del discurso, más que anecdóctico, parece sintómatico. Llegó un grupo que no tiene la más remota idea de que implica gobernar un país y administrar un Estado, y por ello le es tan comoda la idea que el sector privado asuma las responsabilidades que el Estado (en sus manos) se mostrará incapaz de cumplir.


Imagen 1: Guillo, http://www.guillo.cl/

Imagen 2: http://www.culturapollensa.com/

miércoles, 10 de marzo de 2010

Respuesta a Gonzalo Rojas, que nunca leerá

El miércoles 10 de marzo de 2010, El Mercurio publicó una columna de opinión del historiador ultra-conservador, e ideólogo de la UDI, Gonzalo Rojas


http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2010/03/10/restaurador.asp


He aquí una respuesta espontánea que nunca leerá.

Sr. Rojas, ¿en qué mundo vive? Le faltó decir “Sig Heil” y levantar la mano derecha. ¿Para qué quiere la vuelta de un régimen autoritario, si con Democracia y Libertad se vive mejor?


Si bien trata hábilmente de mezclar frases de sentido común con integrismo ultra-conservador, lo cual puede confundir a más de algún incauto, ha de saber que le falta mayor fineza, pues mezcla peras con manzanas. No se si lo hace dolosamente, por simple falta de pulcritud o por mera ignoracia. Vamos punto por punto.


1. Paragonar a los “funcionarios” con los “saqueadores”, no solo es inadecuado, es además irresponsable. En los funcionarios del Estado, usted (imagino lo sabe) incluye no solo a sus odiados “concertacionistas”, sino también a quienes no lo son y trabajan para él (aunque no lo crea, los hay y muchos), a las Municipalidades, a las FF.AA y a Carabineros. Busquemos las responsabilidades individuales donde estén, pero meterlos a todos en el mismo saco es pura retórica.


2. Restaurar el orden. Suena lógico, ¿quién puede querer desorden?, el problema es lo que Ud. entiende por orden y lo que está dispuesto a tolerar para conservarlo. La búsqueda del orden no es razón para violar la Ley, como tampoco la falta de asistencia luego de la tragedia es razón para saquear. Si los encargados del orden público violan las leyes deben ser sancionados como cualquier otro ciudadano. Ello no es señal de debilidad, al contrario, es la fortaleza del Estado de derecho. ¿No sería mejor tener policías (y militares) profesionales y respetuosos de la Ley?, para que no se vuelvan a repetir “excesos” en la aplicación de la represión.


3. Restaurar la autoridad. Aquí se pisa la cola, Ud. mismo participa de la campaña de desacreditar a los que saben, no a todos por cierto, pero si a los que no piensan como Ud. De hecho, en su columna Ud. no ha guardado un gran respeto por las máximas autoridades de la Nación de los últimos años.


4. Ud. dice que el Ministerio de Educación les debe decir a los profesores que enseñar y que no. ¿Educación ideologícamente controlada por el Estado? Ud. es claramente contradictorio, eso es exactamente lo Ud. ha pregonado que no debe hacerse, cada vez que la Concertación intentaba algún cambio en Educación. ¿Deben enseñarse verdades y no dudas?, pero señor, eso es oscurantismo, si la ciencia no se hace preguntas no avanza.


5. ¿Cultura que abra paso a la belleza y no a la agresión visual?, suena lógico. Belleza es postivo, agresión negativo. Pero, ¿quien vendría a decidir que es bello? Me recuerda la exposición que hizo la Alemania Nazi sobre arte degenerado, metiendo en ella a grandes maestros expresionistas, cuyos cuadros son hoy considerados bellos. ¿No será mejor dejar a los artistas crear en libertad, nos gusten o no sus creaciones?


6. ¿Ud realmente cree que los militares procesados son los más débiles de la sociedad?, o es una simple provocación. Sean o no objeto de una persecusión, están lejos de ser los más débiles. Sin entrar a comentar que lo que usted considera “ficciones”, en derecho internacional se denomina “Crimen de Lesa Humanidad” (ejecuciones sumarias, desaparición forzada, torturas, etc.)


7. ¿Restauración de la familia? De que está hablando, si la familia no ha sido disuelta. Ud. quiere que Chile vuelva a ser el único país del mundo occidental en no tener una Ley de divorcio. Es simple si Ud. no quiere divorciarse, no lo haga, pero no le “exija” al resto vivir de acuerdo a propia moral.


8. Una consulta, ¿a qué se refiere con “limpieza de las costumbres”?, no estará pensando en reflotar la idea del “buen nacionalsocialista”, bajo una rígida moral dictada por el partido. ¿Cuál es el problema con que la gente decida libremente que hacer con su propia vida mientras respete la Ley?


9. No existe una destrucción de la familia, ni este hecho es el responsable de los “males sociales”. Es solo una retórica conservadora que se escucha desde el siglo XIX, acusando la existencia de toda clase de males, para justificar el autoritarismo. ¿Sabía Ud. que hoy nacen más niños dentro del matrimonio, que a comienzos del siglo XX?, imagino que sí, pues es historiador.


10. Los únicos puntos en que tiene razón, es que la respuesta de las estructuras del Estado (Gobierno, Municipios, FF.AA.) fue ineficiente; y que efectivamente la mayoría de la gente no confió en el Estado, lo cual explica porque al segundo día en vez de esperar la llegada de la ayuda, mucha gente saliera a saquear. Esa es exactamente la razón por la cual, hemos de enfrentar el futuro reforzando el Estado de Derecho, no minándolo con reformas autoritarias que restringen la libertad.


Sr. Rojas, entienda 4 cosas: a) la guerra fria se acabó; b) los comunistas no tienen casi ningún poder; c) el mundo no es binario (ustedes contra nosotros); y d) no necesitamos más autoritarismo, necesitamos más libertad y más democracia.



martes, 2 de marzo de 2010

Saqueos en Concepción, ni revuelta social, ni la horda de Atila

En 1977 Nueva York sufrío un corte de luz que dejó a oscuras la ciudad durante una noche. En dicha oportunidad desde los barrios pobres llegaron miles de persones a saquear los grandes almacenes y tiendas comerciales, como si se tratara de la fiesta de la subversión del consumo. La policía sobrepasada, entre la alegría desbordante de los saqueadores que gritaban ¡ Feliz Navidad !, capturó a 4.000 saqueadores.

Escenas como éstas se han repetido numerosas veces como consecuncia de eventos de distinta naturaleza, con mayor o menor violencia, en estos últimos 30 años. Ocurrieron en medio de explosiones de violencia "racial" 1992 en Los Ángeles (gatillada por el caso de Rodney King); en 2001 a causa de la perdida de confianza en el sistema político y económico, durante la crisis argentina (recuerden la estafa del Corralito); o en medio de desastres naturales como el huracán Katrina en Nueva Orleans el 2005 o en el Chile del Bicentenario, luego del terremoto del pasado 27 de febrero.

Si revisamos nuestra historia, tal como nos recuerda acertadamente Salazar, escenas de saqueos han ocurrido por montones. En consecuencia, ¿que tienen de particular los "sucesos" post-terremoto en Concepción y alrededores? Lecturas pueden hacerse muchas y desde múltiples puntos de vista. Desde las clásicas banalizaciones de sentido común, que señalan que en estos casos se muestra lo mejor y lo peor de un pueblo; hasta interpretaciones materialistas que ven en esto una "explosión de descontento social"; pasando, por la justa pregunta sobre el tipo de sociedades que hemos estado construyendo.

Sin olvidar, por cierto, la posible interpretación del nunca bien ponderado Thomas Hobbes, pues una vez ausentado el Leviatán, sus súbditos se lanzaron a una guerra de todos contra todos, cual si hubiesen vuelto al Estado de Naturaleza, cada uno buscando su propia seguridad y su propio beneficio, revelando que lo único que los mantenía unidos y los hace reaccionar es el miedo, sea al Estado (y sus instrumentos de control) como a su ausencia.

Frente a las primeras imágenes de saqueos en Concepción (bajo el lente de TVN), me dio la sensación de estar frente a una gran manifestación de individualismo. Cada uno "matando su propio piojo", como diría un tío mío. Lo cual es una consecuencia esperable de los valores sociales dominantes que se promueven en Chile (desde los medios, las escuelas, el parlamento, los partidos o las universidades): el éxito por encima de todo, la ambición y la viveza como cualidad, el consumo como valor. Si se nos ha enseñado a desconfiar de la sociedad (ya que está enferma), a preferir lo privado a lo público (siempre ineficiente), si se nos promueve la carrera personal en desmedro de lo colectivo. Pues bien, la respuesta no puede ser otra que una salida individual (o en pequeños núcleos), sin esperar nada del Estado, cuando sus mecanismos de control social quedaron suspendidos y su capacidad de control del territorio se desvaneció.

En este marco, es claro que las respuestas individiales van a ser tan heterogéneas como diferentes son las personas entre sí, siendo un error metodológico los hechos de estos días, como si existiera un "otro" objetivado: el "saqueador", con finalidades, medios y estrategias comunes. Pues mientras unos se preocupaban de buscar agua, comida o pañales para repartirlos entre sus familiares y vecinos desesperados, dados los rumores de desabastecimiento, otros aprovechaban la oportunidad de obtener lo que siempre han deseado y no han podido tener (por ejemplo, el bendito Plasma); algunos daban rienda suelta a su rabia, mientras otros se concentraban en aquello que les permitía pasar unos días hasta que se "restableciera el orden"; varios aprovechaban la oportunidad de abastecerse, pensando en hacer negocios.

Unos eran más solidarios, otros mas egoístas; unos tenían más miedo, otros eran más arriesgados; unos entraban sólo a negocios, otros incluso robaban casas; algunos deserrajaban negocios y bodegas, otros iban sobre los restos que dejaron los anteriores; más de alguien intentaba hacer entrar en razón a la turba inorgánica, mientras muchos se dejaban llevar por la psicosis colectiva; y así sucesivamente. Sin duda, muchos de los que entrarón a desvalijar supermercados en el día, en la noche organizaran barricadas para defender sus pertenencias.

El correlato "legítimado" (en una sociedad individualista) de estos saqueos del centro sur, fueron los acaparamientos desproporcionados en Santiago (de bencina, agua, víveres e incluso pilas), los cuales ayudaron a alimentar una psicosis del desabastecimiento. Sin embargo, el mecanismo que está en la base es casi el mismo, "aprovecho mientras pueda, sin importarme el resto". La única diferencia es que en un caso los negocios estaban abiertos (y se acaparó) y en el otro cerrados (y saqueó). La contraparte del saqueo, fue la defensa de la propiedad privada con armas de fuego, palos y barricadas, organizando milicias improvisadas dispuestas a matar. En un contexto de incapacidad de acción por parte de las ya débiles estructuras del Estado, la "sensación" de descontrol se contagió como la peste y degeneró hasta convertirse en pánico o psicosis colectiva. El que saqueaba con cierto temor (o pudor), lo hacía ya descaradamente, sin importarle las consecancias; y el que disparaba al aire, ahora lo hacía a matar.

Así la "multitud" tomó en sus manos algunas de las funciones que la sociedad había delegado en el Estado (y éste en el mercado), como la distribución de víveres y la defensa de la propiedad, quedando otras huérfanas, por ejemplo, el control del territorio o el suministro de servicios básicos. No fue una masa que se apropió del espacio público y generó una revuelta social que puso en jaque al Estado, fue una multitud multiforme, contradictoria y extramedamente dificil de manejar o predecir, que aprovechando la inoperancia estatal anuló el espacio público, pues no los movía una finalidad, ni una estrategia común. No era una gran masa que se dejaba llevar por la corriente de los eventos, eran incontables individuos y pequeños colectivos, muchos contradictorios entre sí, cada uno de los cuales seguía sus propios fines.

En este contexto, muchos, la mayoría quizás, miraba con temor encerrados en sus casas, esperando que "alguien" hiciera algo. Ese alguien, no podía sino ser el Estado, el cual haciendo uso de su brazo armado, finalmente se decidió a recuperar por la fuerza el control del territorio. Decretando el Toque de Queda y ocupando con miles de efectivos militares las ciudades, bajo los aplausos y suspiros de alivio de muchos de sus habitantes.

No creo que haya habido una revuelta como esperaría un optimista anti-gobalización, ni una explosión masiva de descontento social. Tampoco la toma de la ciudad por parte de una masa de hordas "flaites", como pregonan los asustados conservadores. Aquí no hubo un enfrentamiento de las "hordas de Atila" contra la policía y el Ejército, tampoco un intento de subvertir el orden social, de cambiar o conseguir algo. No hubo un objetivo, ni una finalidad. Fue más bien una reacción a la ausencia de control social por parte del Estado, como en el apagón de Nueva York de 1977, que desató respuestas inorgánicas, más o menos espontáneas y heterogéneas, que se aprovecharon de la impunidad que crea la asuencia de represión y control estatal. Quizás la gran diferencia en este caso, fue que mucha gente habiendo perdido su confianza en un Estado, cada vez mas pequeño y menos distribuidor, sin esperar nada de él, llegó y derechamente se tomo lo que creyó tenía que tomarse, perdiendo de paso el miedo a las consecuencias de esta opción.

En este confuso mar de posibles interpretaciones, yo dejaría tan solo una pregunta. ¿Sobre qué elementos se descansa la cohesión social?, es decir, qué hace que en general configuremos una comunidad política que se organiza y vive, respetando una serie de reglas comunes (aunque definidas por otros), si una vez desaparecidos temporalemente los mecanismo formales de control social, parece que ellos nunca hayan existido.