viernes, 30 de enero de 2009

Sobre derechos y obligaciones 2: Inscripción automática y voto voluntario

De vez en cuando en la vida, antes las opciones que nos dan, la respuesta debería ser a lo Cantinflas, es decir "ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario". Es lo primero que se me viene a la cabeza a la hora de pensar en las próximas elecciones presidenciales.

Paralelamente, como solución al estancamiento de la política chilena, se postulan las ideas del voto voluntario y la inscripción automática, lo cual aumentaría en cerca de un 25% el volumen potencial de votantes, como si fuera la cosa más lógica y justa del mundo. Qué más lógico que todo mayor de edad (no impedido legalmente) pueda votar, y que lo haga el que quiere.

Pero, ¿por qué es tan lógico? Reflexionemos. Las elecciones las realiza una comunidad política determinada, constituída para tales efectos. Es decir, un grupo de personas que libre, soberana y conscientemente decide inscribirse para participar en el rito periódico de elegir a sus representantes.

Del mismo modo, otros individuos, por diversos motivos deciden no hacerlo. Algunos porque les aburre o no les interesa la política, otros porque les da igual quienes salgan elegidos (si total van a robar igual), otros porque no creeen en la democracia (por ende, no quieren legitimarla), más de alguién asume que su "alternativa política" es la de estar fuera del sistema (y están en todo su derecho), entre otros; es decir su opción es no hacer efectivo el derecho a participar en las elecciones.

Ahora bien, con el aparentemente inocuo, lógico y muy justo proyecto de inscripción automática lo que tenemos es que se pasa por alto la libertad de todo aquel que decidió no inscribirse, obligándolo a participar de una comunidad política de la que no quería ser parte. Que el Estado le asegure el derecho a formar parte de la comunidad de votantes, es lógico, pero que obligue a hacerlo, no lo es.

Alguien muy pragmático me dirá. Pero bueno, el proyecto señala no solo la inscripción automática, sino tambien el voto voluntario. Es decir, si no quiere participar, no vota y punto. El problema radica en que si bien es voluntario el voto, no lo es la participación como vocal de mesa. Pues desde el momento en que aceptas hacer efectivo el derecho a participar de una comunidad de votantes, ello implica que asumes también las responsabilidades que implica. Podrás votar si quieres, pero no podrás negarte a ser "vocal" (otra de las razones por las que más de alguien no se inscribe)

Volviendo al punto de los derechos y deberes. Es función del Estado asegurarnos una serie de derechos políticos fundamentales, y crear los procedimientos para hacerlos efectivos. Sin embargo, en función de cada uno decidir, como hombres libres y soberanos, si queremos hacerlos efectivos o no. Es decir, habrán registros electorales, promuevan si quieren la inscripción, pero respeten el derecho a no querer formar parte de un padrón electoral. Que se respete el derecho a no inscribirse.

Del mismo modo, si alguno de nosotros decide libremente participar en esta comunidad, inscribiéndose en los Registros Electorales, pues bien ha de saber que dicho derecho implica ciertos deberes, los cuales se aceptan en el momento de la inscripción. Como por ejemplo, la posibilidad de ser vocal de mesa. Si no quiere aceptar dicha obligación, no se inscriba.

Así, la idea de recibir retribución económica por ser vocal de mesa queda descartada, pues es una obligción como "ciudadano" no un trabajo, o un servicio. Aprovechen la logística militar desplegada en cada centro de votación para llevarles una "colación" a los vocales, si quieren, pero sin pagarles. Tal como nadie nos paga por pagar nuestras cuentas, o ir a las reuniones de apoderados.

En resumen, y aunque me tachen de conservador. 1.- No al voto voluntario: es una obligación asumida en el momento en que decidió ser parte de la comunidad de electores, y si no quiere seguir siéndolo, pida su desafiliación como tal. 2.- No a la inscripción automática: que se respete la opción de no ser parte de los electores (y no tener que caer en la obligación eventual de ser vocal de mesa). 3.- No al pago a los vocales de mesa: si quiso participar del rito democrático, asuma las responsabilidades que ello implica.

He dicho